¡Cuba Libre! Dos semanas de turismo en bicicleta en Cuba
En 2010, tomamos nuestras bicicletas, alforjas y ropa y recorrimos los hoteles del lado oeste de Cuba, desde Varadero hasta Viñales. Durante nuestras dos semanas de ciclismo y turismo, experimentamos una ola de frío histórica, dificultad para hallar comida, divertidas excursiones en montañas, cuevas y un terreno ciclista desafiante. Conocimos cubanos maravillosos, amigables y generosos. Vamos a sumergirnos en el aprendizaje sobre Cuba, nuestra travesía y mejorar nuestro español.
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Texto de la Historia
Mi esposo, Chris y yo decidimos recorrer Cuba en bicicleta. Habíamos leído un libro llamado Bicycling Cuba y sus instrucciones eran tan detalladas que decidimos asumir el reto de llevar nuestras bicicletas a Cuba y hacer dos semanas de turismo en bicicleta. Pensamos que Cuba sería calurosa y un gran escape del invierno canadiense.
En 2010, agarramos nuestras bicicletas, alforjas y ropa y recorrimos los hoteles y hostales en el lado oeste de Cuba, desde Varadero hasta Viñales. Llegamos a Varadero, Cuba, en un vuelo nocturno y nuestras bicicletas a cuestas.
¡Qué reto sería! El viaje fue una serie de errores, equivocaciones y luchas, así como momentos inolvidables de belleza y generosidad. Aprendimos un montón sobre la historia cubana y pude practicar mi español. En mi opinión, fue una de las mejores vacaciones que he tenido.
En nuestro día de llegada en Varadero, nos registramos en un hotel, armamos nuestras bicicletas y paseamos. Acordamos dejar nuestras cajas para bicicletas en el hotel mientras recorríamos el resto del país. Al día siguiente fuimos a la terminal de autobuses a comprar boletos de Varadero a la Habana, donde comenzaría nuestro viaje en bicicleta. ¡Nos dijeron que los boletos estaban agotados hasta la tarde siguiente! Había mucho espacio en algunos camiones, pero esos camiones eran sólo para los lugareños. Aún si tuviéramos la moneda local (la cual no se nos permitía tener), no nos hubieran permitido comprar los boletos.
Cuando fuimos de viaje, Cuba tenía dos tipos de moneda, una para los lugareños llamada peso cubano (CUP) y una para los turistas llamada peso cubano convertible (CUC, también se pronuncia “cuuk”). El gobierno había prohibido los dólares estadounidenses y había fijado el tipo de cambio de 1CUC a 1USD. El CUC era mucho más deseable que el CUP debido a su mayor poder adquisitivo. Para ponerlo en perspectiva, en 2013, al trabajador cubano promedio se le pagaban 466 CUP al mes. Eso equivalía aproximadamente a 22CUC o 22 USD al mes. Cualquiera que trabajara en turismo tendría acceso al CUC y por lo tanto tendría un ingreso mucho mayor.
Dado que Cuba es un gobierno socialista/comunista, hay muchos servicios sociales tales como atención médica universal y educación obligatoria hasta los 15 años. Cuba cuenta con una de las tasas de alfabetismo más altas, con un 99% de alfabetización. Tienen una esperanza de vida alta, bajas tasas de mortalidad infantil y materna, tasas altas de vacunación y una gran cantidad de personal médico. ¡Una de sus mayores exportaciones es el personal médico! Hay un concepto llamado la paradoja de salud cubana: tienen salarios mensuales bajos pero su salud se compara con la de los países desarrollados.
Sin embargo, los salarios en el país todavía están decaídos. Según se informa, los salarios mensuales promedio en Cuba están entre los 67-188 dólares.
Decidimos tomar un taxi que nos llevará a la Habana por el elevado precio de 90 dólares. Un precio alto, pero que nos permitiría cumplir con el horario. Pedimos un taxi en nuestro hotel y apareció un sedán VW relativamente moderno. Nos sorprendió lo nuevo del vehículo, ya que Cuba estaba sujeta a varios embargos comerciales y tenía un suministro limitado de productos occidentales, incluidos los carros. No estábamos seguros de si era un taxi oficial o “un amigo de un amigo”.
Logramos meter nuestras bicicletas, alforjas y nosotros al carro, principalmente porque el conductor estaba decidido a hacer que nuestras bicicletas cupieran en su carro. Cerró las puertas y el maletero sobre las bicicletas varias veces. No fue un gran comienzo y esperábamos que nuestras bicicletas no estuvieran rotas. Me senté en el asiento trasero con la cadena de la bicicleta presionando mi pierna, esperando no quedar empalada en la bicicleta si teníamos un accidente.
En la Habana, nos quedamos 2 noches con Jesús, el dueño de una “casa particular”, que nos recomendó nuestro amigo en Canadá. Cada casa particular era como una posada sencilla. ¡En el campo nos daban de cenar también! Cada una costaba entre $20-30 dólares por noche para dos personas, dependiendo de la ubicación. Jesús era muy amable y la comida era excelente. Su casa tenía muchas ventanas y estaba muy bien ventilada, lo que era maravillosamente refrescante en un clima cálido.
¡Resultó que Florida y Cuba no tenían un clima cálido! Estaban en medio del periodo más frío registrado desde los 1940 's. Florida estableció un récord al tener 12 días con temperaturas máximas por debajo de los 50 °F (9 °C), lo que hizo que fuera aún más frío por la noche. Se produjeron daños por cientos de millones de dólares en el sector agrícola de ambos países.
Como solo podíamos llevar dos alforjas con ropa limitada, nuestra ropa no era suficiente para mantenernos calientes. La buena circulación del aire en las casas y la falta de cobijas significaron que teníamos frío por la noche. Para mantenernos calientes, nos vestimos con nuestros pantalones y chamarras y nos acurrucamos juntos toda la noche.
Paseamos durante dos días por la Habana, viendo los lugares de interés y comiendo. En la tarde del tercer día comimos en un restaurante más elegante donde comí tacos de camarones. No sabía que no era una buena idea comer mariscos en la Habana. La comida era cara y no valía la pena, ¡y perduró al siguiente día!
En el día 4, partimos de la Habana en nuestras bicicletas para un día de 85 km en bicicleta. Empezamos en la carretera principal. Las carreteras cubanas eran muy amigables con todo tipo de viajeros, pero casi nos atropellan varias veces. Vimos carros viejos, grandes recogiendo y dejando pasajeros constantemente. Estos Chevrolet y Buick de los años 50 con cola de aleta estaban llenos de gente y se llamaban taxis colectivos o taxis compartidos.
Los cubanos viajaban con frecuencia en esos taxis, subiendo y bajando en cualquier punto del trayecto. Los camiones con la parte trasera abierta se detenían para recoger y dejar pasajeros. A medida que nos adentrábamos en el campo, vimos toda clase de transporte: gente en bicicletas oxidadas, carretas y caballos, scooters, carros, camiones y a pie.
Después de algunas vueltas que se nos pasaron y unos cuantos kilómetros extra, llegamos a las Terrazas y nos quedamos en una pequeña granja. Esta familia era amiga de Jesús, el muchacho de la Habana. Así fue como viajamos en Cuba. No necesitábamos reservaciones, la persona con la que nos quedábamos conocía a alguien que tenía una casa particular o llevaba a la gente a pasear a caballo o a visitas a fábricas de puros. En esta noche en particular, luego de la cena, mi cena de camarón de la noche anterior volvió a atormentarme y tuve malestar estomacal durante la mayor parte de la noche.
En el día 5 fuimos a una pequeña villa con una alberca en un lago artificial. Nos seguíamos congelando, no usamos la alberca y fuimos al único restaurante disponible. El mesero era brusco y no le gustaba su trabajo. El extenso menú no tenía casi nada disponible. Pedí una ensalada del chef para cenar, porque mi estómago no se sentía bien por los vómitos y la diarrea de la noche anterior. ¡Esta cena también venía con una ensalada de entrada!
Ambas ensaladas tenían lechuga, tomate y ejotes de lata. El chef de la ensalada agregó cuidadosamente maíz, pimientos, unos cubos de queso, algunas aceitunas y algo de arroz. Para el aderezo de la ensalada había un sólo juego de aceite y vinagre para todo el restaurante… Después de que lo use, otra persona me lo pidió y el juego pasó por el restaurante. Esa noche, de nuevo nos congelamos en nuestras camas.
En el día 6, partimos a través de las montañas en lo que todavía, 15 años después, clasifica como uno de los días en bicicleta más difíciles de mi vida. Estaba agotada debido a mi malestar estomacal y la mala alimentación del día anterior. No logramos conseguir nada de comida en el buffet del restaurante, no había tienditas y sólo teníamos nuestras barritas de respaldo que trajimos de Canadá.
Mientras íbamos en bicicleta por las montañas, observamos que los cubanos nunca construyen caminos que atraviesen las montañas. Todos los caminos van por encima de una montaña, bajan a un valle, suben otra montaña, bajan a otro valle, se repite, se repite. Nos llevó 3 horas hacer 20 kms.
En un momento, nos encontramos un camino desgastado donde faltaban unos 30 pies (unos 9 metros) de camino y estaba cubierto con plantas y hiedra. Mientras estábamos ahí tratando de decidir si darnos la vuelta o seguir por la estrecha conexión, vimos a un hombre que venía en dirección contraria en su bicicleta, atravesando fácilmente la sección lodosa a pie, y continuó. Entonces pensamos, “A dónde fueres…”
Una vez que cruzamos ese peligroso camino desgastado, llegamos a un punto de inflexión. ¿Seguiríamos derecho y continuaremos subiendo por las montañas o iríamos a la izquierda hacia el valle y luego pedalear hacia nuestro destino en la carretera plana? Elegimos ir a la izquierda y nos tomó unos rápidos 10 minutos llegar al valle.
Nos quedamos en San Diego de los Baños durante dos noches, con un día de descanso. Fuimos a observar aves con César, un cubano con un título en geología de una universidad búlgara. Hablaba búlgaro con fluidez y aprendió inglés en casa, de forma completamente autodidacta. Después de observar aves, fuimos a una fábrica local de puros, hicimos un recorrido por sus “instalaciones” de dos habitaciones y recibimos una demostración de cómo elaboran los puros. Era el primer día cálido de nuestro viaje y los dos llevábamos shorts.
Para llegar a Viñales, fuimos en bicicleta por la carretera en lugar de por las montañas. No queríamos repetir la difícil situación del otro día. En nuestro viaje de 60 km, recorrimos grandes cantidades de tierras de cultivo pintorescas, saludamos a muchos lugareños y vimos a gente que sembraba con un buey y un arado. Tuvimos una carrera implícita con un hombre en una bicicleta oxidada. Nunca nos saludó mientras se quedó a nuestro lado, empapado en sudor, durante unos 5 km. Logramos encontrar una tiendita “El rápido” y comprar algunos sándwiches. ¡Un día exitoso!
Cerca de las 5 de la tarde, estábamos en una bajada empinada hacia Viñales cuando un ciclista pasó en dirección contraria y nos saludó. Le devolvimos el saludo, pero no nos detuvimos. ¡Pensamos que simplemente estaba siendo amable! Resulta que Enrique quería nuestra atención. Se dio la vuelta y nos alcanzó en la subida. Nos dijo que la casa en donde se supone que nos íbamos a quedar ya estaba reservada por completo y lo habían mandado a buscarnos y llevarnos a la nueva casa. Una vez que nos dejó, se dio la vuelta y se fue a San Diego de los Baños, ¡de donde acabábamos de venir! ¡Nos llevó todo el día llegar entre dos pueblos y él empezaba su trayecto a las 6pm!
Nos quedamos con Sanya y Paulito durante cinco noches. Cada desayuno incluía huevos frescos de granja, jamón, algún tipo de pan y piña madurada en rama, guayaba y papaya fresca.. Cada cena incluía pollo, pescado, verduras y postre. Toda la comida se producía localmente, porque, como nos dijeron nuestros anfitriones, Cuba no tenía ningún medio para transportar productos refrigerados.
Históricamente, Cuba ha sufrido períodos de escasez de alimentos y hambruna. Como país, importa la mayoría de sus productos. Exportaba azúcar y recibía importaciones de alimentos de la URSS. Cuando la Unión Soviética colapsó en 1991, Cuba entró en el “Período Especial”. Las raciones subsidiadas por el Estado se redujeron y mucha gente murió de hambre. Nuestros anfitriones en Viñales nos contaron que criaban cerdos en su tina para que así pudieran tener suficiente comida para comer. Cuba comenzó a salir de este período cuando estableció vínculos más estrechos con Venezuela y restableció vínculos con Rusia bajo el mando de Vladimir Putin.
Para hacer turismo, un día montamos en bicicleta para ver los mogotes (que parecen colinas independientes con laderas empinadas). Otro día montamos a caballo hasta Puerto Esperanza. Fuimos a hacer espeleología en una cueva y montamos a caballo hasta la cima de una montaña, donde me picaron hormigas en la pierna. En el camino de vuelta de uno de nuestros paseos, encontramos una cabaña al borde de la carretera donde servían bebidas a base de ron en un coco, con popote.
Después de nuestros días de aventuras, nos sentamos en el pórtico de la casa y disfrutamos del pedazo de tierra que era su jardín. Tomamos “Cuba libre”, cuyos ingredientes son ron con “TuKola” (la versión cubana de la coca cola, porque los productos americanos no están permitidos). La Cuba libre se sirve en una taza pequeña con 3 hielos, ron cubano y una pizca de cola para el color. Muy fuerte y muy buena. En las tardes veíamos la tele en español con la familia, y luego leíamos en nuestras camas.
Eventualmente tomamos el camión de vuelta a Varadero y nos registramos en el hotel donde dejamos nuestras cajas para bicicletas. Ese día nos relajamos en una playa de arena blanca cerca del mar azul, un muy merecido día de descanso después de tantas aventuras y andar en bicicleta. Regresamos a Vancouver al día siguiente.
Experimenté estar en Cuba en 2010 y tenía una mejor situación económica que la actual. En una iniciativa sin precedentes, el gobierno cubano le pidió leche en polvo al programa mundial de alimentos. Es la primera vez que el gobierno ha pedido apoyo a la ONU. Espero que Jesús, César, Enrique, Sanya y Paulito estén superando estas dificultades.