Pasaportes perdidos, herramientas robadas y el ingenio cubano
En 2010, mi esposo y yo tomamos nuestras bicicletas para Cuba para hacer turismo en bicicleta. Realmente disfrutamos mucho el viaje, ¡pero el penúltimo día fue muy desafiante! Es un día que nunca olvidaré. Fue estresante, difícil y divertido (después del hecho).
Puedes leer y escuchar esta historia en inglés o descargar el lector lado a lado.
Texto de la Historia
Cuando llegamos por primera vez a Cuba con nuestras bicicletas a cuestas, nos quedamos en un hotel junto a la playa en Varadero por una noche. Accedieron a dejarnos guardar nuestras cajas para bicicletas y herramientas en uno de sus cobertizos. Nos quedaríamos en el mismo hotel cuando regresáramos a Varadero por una noche antes de nuestro vuelo de regreso a casa.
Antes de entrar en la historia en sí, necesitamos un poco de detalle sobre la moneda y la obtención de efectivo en Cuba.
Durante toda nuestra estadía fue difícil sacar dinero de un banco o de una casa de cambio. No se aceptaban las tarjetas de débito en los cajeros, así que necesitábamos retirar dinero con nuestra tarjeta de crédito. Esto generaba una comisión por cada retiro en efectivo, además nuestra tarjeta de crédito nos empezó a cobrar intereses inmediatamente después de estos retiros. Necesitábamos tener un equilibro entre retirar dinero y tener suficiente efectivo, y que la tarjeta de crédito no nos cobrará intereses. A este estrés se sumó el hecho de que no había pesos cubanos disponibles en Canadá, así que no podíamos llegar con nada de CUCs.
Cuando fuimos, Cuba tenía dos tipos de moneda, una para los locales, que se llama peso cubano (CUP) y una para turistas que se llama peso cubano convertible (CUP o “cuuk”). El gobierno había fijado la tasa de cambio en 25 CUP por 1 CUC por 1 USD. El CUC era mucho más deseable que el CUP por su mayor poder adquisitivo. A quienes trabajaban en turismo se les pagaba en CUCs y ganaban mucho más dinero que aquellos a quienes no se les pagaba con esa moneda. En 2013 el gobierno cubano anunció que pasaría por una “unificación monetaria” y para enero de 2021 el país tenía una moneda, el CUP.
Ya que éramos canadienses retirando dinero de un banco canadiense, pudimos tener acceso a nuestro dinero. Cuando llegamos al país, intentamos usar el cajero automático, Por alguna misteriosa razón, no podíamos usar nuestras tarjetas de débito. Si mal no recuerdo, la tarjeta de crédito de él tampoco funcionaba, así que sólo teníamos mi tarjeta de crédito para usar.
Durante el viaje, yo guardé los pasaportes de los dos, mi tarjeta de crédito y la mitad de nuestro efectivo en la cartera de viaje alrededor de mi cuello. Cuando llegamos de vuelta a Varadero después de dos semanas de turismo en bicicleta, pedaleamos desde la estación de autobuses hasta el hotel. Nos quedaba un día, nos faltaba efectivo y esperábamos que el hotel nos dejará pagar con mi tarjeta de crédito. Sólo aceptaban efectivo. ¡Era un domingo, necesitábamos hallar un banco o casa de cambio que nos dejará hacer un retiro!
Antes de subirnos en nuestras bicicletas a buscar efectivo, quería quitarme una de mis playeras. La temperatura en Cuba al fin había cambiado de la históricamente baja al calor normal. Me quité mi cartera de viaje del cuello y la puse en la parte trasera de mi bicicleta, me quité una playera y luego nos subimos en nuestras bicicletas y pedaleamos para buscar efectivo.
Como era domingo, nos costó mucho hallar algún banco o casa de cambio abierta o un cajero en funcionamiento. Fuimos hasta el final de la franja de hoteles en Varadero y luego dimos la vuelta y volvimos a recorrer las mismas 15 cuadras, todo mientras buscábamos un banco o casa de cambio. Cuando finalmente encontramos la única casa de cambio abierta, el empleado necesitaba uno de nuestros pasaportes como identificación. Cuando busqué los pasaportes alrededor de mi cuello, me di cuenta de que no estaban ahí. ¡Tampoco estaban en mi portabicicletas!
¡Un desastre total!
Desandamos nuestro camino durante una hora, fuimos a todas nuestras paradas y a nuestro hotel. Pensé que tal vez se me había caído la cartera justo cuando empezamos a andar en bicicleta para alejarnos del hotel. Al menos sabíamos que los lugareños no podrían usar nuestros pasaportes o venderselos a alguien más. Sabíamos que el gobierno era increíblemente estricto con el crimen contra los turistas y pensamos que nuestros pasaportes aparecerían. Pero no teníamos idea de dónde podían estar o cuando tiempo nos tomaría encontrarlos otra vez.
Estábamos en un aprieto. Chris tenía 30 pesos pero su tarjeta de crédito no servía. Mi tarjeta de crédito, recuerden, ¡estaba en mi cartera de viaje perdida! Decidimos ir en bicicleta a la calle con los complejos turísticos. Tal vez pudiéramos usar la tarjeta de Chris en alguno de esos hoteles y contactar a la embajada canadiense. Nuestro vuelo era al día siguiente, pero pensamos que sin los pasaportes perderíamos nuestro vuelo.
¡Un desastre total!
Conforme íbamos en bicicleta por la franja turística, llegamos al primer hotel y le dije a Chris “vamos aquí y vemos que podemos averiguar! Me imaginé que bien podríamos empezar con el primero. Fuimos con la recepcionista y Chris le dijo “perdimos nuestros pasaportes”. ¡Ella nos miró y señaló hacia otra mujer que iba caminando hacia nosotros con mi cartera de viaje!
¡Desastre evitado!
¡Alguien la había hallado en la calle y la entregó a este hotel! Nuestros pasaportes y mi tarjeta de crédito seguían en mi cartera. Ya no estaban mis 30 CUC,s pero ese fue un pequeño precio a pagar por el regreso seguro de mi cartera. Nunca me he sentido más aliviada en mi vida. Abracé a la mujer que tenía nuestros pasaportes, quien se veía algo sorprendida. ¡Fuimos en bicicleta hasta la casa de cambio, sacamos nuestro dinero y luego tomamos unas Cubas libres para celebrar!
¡Éxito!
Nuestra próxima tarea era desarmar nuestras bicicletas y empacarlas en las cajas para bicicletas. ¡Abrimos las cajas para descubrir que nos habían robado nuestras herramientas y el material de embalaje! Faltaban la llave de pedales, las llaves allen, las correas de seguridad, pequeñas piezas de plástico y las bolsas de plástico del supermercado.
¡Un desastre total!
Mientras Chris y yo estábamos con las cajas y las bicicletas en la calle, la gente se nos empezó a acercar para preguntarnos qué nos pasaba. Les dijimos que ya no teníamos nuestras herramientas, que se robaron todas nuestras cosas. Un hombre se fue y regresó con herramientas para ver si alguna podía servir. Otra persona vino, vio lo que estaba pasando y cruzó la calle a ver a su amigo para pedirle prestadas sus herramientas. Ese amigo le empezó a gritar en la calle a alguien más. Luego unas 4 personas más llegaron con sus herramientas para ayudarnos a desarmar nuestras bicicletas.
¡Se evitó el desastre!
Ahí fue cuando aprendí que los cubanos son increíblemente ingeniosos y pueden hacer que cualquier cosa funcione y resolver cualquier problema. Esta cultura de la reparación, esta habilidad de solucionar cualquier problema surgió por varias razones. Una fue que el embargo comercial implicaba que muy pocos productos entraban al país. Además, Cuba no tenía el dinero para comprar nuevos productos de mercados internacionales.
Los Estados Unidos tiene embargos comerciales contra Cuba desde los 1960 's, lo que lo convierte en el embargo comercial más largo de la historia. Cuba ha tenido acuerdos comerciales con la Unión Soviética y Venezuela, pero ambas relaciones han fluctuado con la suerte de la URSS y Venezuela. Debido a que no pueden tener productos nuevos, tienen que reparar lo que tienen.
Como alguien de Norteamérica, es muy impresionante ver a los cubanos ingeniarselas para reparar lo que sea y como hacer que cualquier cosa funcione. Es por eso que el viajar me permite apreciar otras culturas y romper barreras, puedo ver gente viviendo en situaciones completamente distintas y ver cómo ellos resuelven problemas. Poder hablar español me permite hacer preguntas sobre sus vidas y entender más sobre ellos.
Chris y yo no desarmamos nuestras bicicletas: los cubanos lo resolvieron por nosotros con sus herramientas mientras nosotros estábamos a un lado platicando con los lugareños y señalando lo que había que quitar de las bicicletas. Querían comprar nuestras bicicletas porque eran de muy buena calidad en comparación con lo que había disponible. Teníamos miedo de decirles el precio de las bicicletas y dijimos que no, que no estaban a la venta. Finalmente, el espectáculo terminó y Chris y yo empacamos nuestras bicicletas en las cajas, protegiéndolas con ropa sucia y cualquier otro tipo de acolchado que pudiéramos encontrar. Pensamos: "a dónde fueres en Cuba, haz lo que vieres".
¡Éxito!
Claro, nos decepcionó que nos robaran nuestras cosas, pero no fue un robo demasiado costoso. 30 CUC o $30 USD fue un precio pequeño a pagar por la devolución segura de nuestro pasaporte y tarjeta de crédito. La generosidad y el ingenio de nuestros nuevos amigos cubanos superaron cualquier resentimiento que tuviéramos. Realmente nos impresionó lo que podían hacer con sus recursos. Apreciamos cómo se agruparon todos y discutieron la mejor manera de desarmar las bicicletas.
Como nota final, aún no teníamos suficiente efectivo para irnos del país. Calculamos cuánto dinero teníamos que pagar por el hotel, la cena y el taxi al aeropuerto, pero se nos olvidó la tarifa de salida del aeropuerto. Ese era un problema para el día siguiente. Obviamente, logramos salir del país, ¡así que lo resolvimos de alguna manera!